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Retrospectiva Woody Allen; ¿Qué tal Gatita?

INCLASIFICABLE
Sin duda una de las películas más inexplicables de Woody Allen. No hace falta ser un cerebrito para identificar que esta es su primera película y la que sentaría las bases de todas las inquietudes, fobias y delitos que el director neoyorquino vería a lo largo de su vida. ¿Qué tal, Gatita? (pulse para ver el trailer original) ni siquiera la dirigió él, sino que el encargado de poner este galimatías en orden fue Clive Donner, un director que alcanzó una pseudo-gloria al año siguiente con Alfredo, el Grande, una película histórica de una factura impecable pero que adolecía de demasiados convencionalismos.
Woody Allen se sentó delante de su máquina de escribir y concibió una de las historias más surrealistas sobre el amor y las mujeres, hombres y viceversa. Si a esto le ponemos la música del siempre grande Burt Bacharach, tenemos un cóctel explosivo. Lo mismo ocurrió con Casino Royale, aquel spin-off de la saga de James Bond, aunque en aquella Allen no metió la mano en el guión. 
Inclasificable donde las haya, ¿Qué tal, Gatita? contó con un reparto de excepción en una película que está hecha simplemente para reírse de una serie de tópicos absurdos sobre el amor. Peter O´Toole, Peter Sellers, Romy Schneider, Ursula Andress o Capucine son los rostros conocidos que pueblan los caracteres fílmicos de la película.
La historia es delirante y narra la vida de un playboy director de una de las más importantes revistas de moda de París (O´Toole). Él está casado pero siempre siente la necesidad de serle infiel a su esposa debido a que todas las mujeres sienten una profunda atracción por él. Para contrarrestar este efecto e intentar salvar su matrimonio, acude a un psiquiatra para que le asista. Lo que él no sabe es que el psiquiatra tiene una obsesión todavía mayor por el sexo que su paciente dando origen a todo tipo de situaciones absurdas y tremendamente delirantes.
¿Qué tal, Gatita? no pasará a la Historia del Cine como una de las mejores películas de Woody Allen sino como una de las grandes e inclasificables películas escritas por el director al que dedicamos este ciclo en el blog. Una cinta divertida para pasar un rato de risas dentro de una inmejorable retrospectiva a Woody Allen.
Animado por la canción, legendaria ya, de Tom Jones y nominada al Oscar, decidí sumergirme en este mundo de «gatitas». Aguanté veinte minutos de sobreexceso la primera vez. La segunda, liberé mi mente y ha sido una experiencia absolutamente grata y profundamente divertida que recomiendo hasta a los más escépticos.

Crítica Batman (1966); Bat-zofia

INCLASIFICABLE

En los 60 esta película sirvió para que multitud de personas se divirtieran y disfrutaran de las andanzas de dos superhéroes con trajes de tela y con decenas de artilugios desternillantes. Riánse ustedes del Batpod de El Caballero Oscuro y gocen de la lancha motora y del descapotable de Batman.
Con un guión malísimo y una puesta en escena extremadamente colorista donde encontramos a los más conocidos villanos de la saga. En primer lugar, Joker (Arlequín llamado en el doblaje al español), intepretado por Cesar Romero, es la primera versión y bastante parecida al que construyó alrededor de sí Jack Nicholson en 1989. La palidez de su rostro y la sonrisa, a la que se le une un extraño bigote que le da un toque de distinción. No falta ni su extravagante traje ni su molesta risa. Por otro lado, Enigma (aquí llamado «Acertijos») es el que más se parece al que realizó Jim Carrey en Batman Forever. Casi podríamos decir que es el mismo traje y casi el mismo actor. Pero yo sigo prefiriendo el histrionismo de Carrey. A continuación, Pingüino, un elegante villano con clase y estilo, muy alejado del Danny De Vito de Batman Vuelve y al que sólo le vemos una nariz excesivamente grande como rasgo distintivo. La nota positiva la da Catwoman, interpretada por una belleza de la época llamada Lee Meriwether y que me gusta casi más que la inolvidable Michelle Pfeiffer.
Con una banda sonora que ha pasado a la Historia y ha sido fruto de las parodias más absurdas de la televisión como la que le hicieron Los Simpsons, tanto la serie como la película han sido declaradas como obras de culto de la diversión sesentera donde Adam West, un guapo actor de aquellos años que hizo famoso al superhéroe de Bob Kane, parece recordar al peor Roger Moore de las películas de 007 (doblado también por el gran Constantino Romero). Como olvidar a Alfred, un mayordomo con gafas de culo de vaso con pinta de todo menos de gentlemen inglés.
Échele un vistazo a esta película. Merece la pena reírse y soltar una carcajada con una película que dio comienzo a toda una serie de representaciones cinematográficas del Caballero Oscuro. No es buena, ni tan siquiera llega a ser mala.
Hasta Batman y Robin es una obra maestra al lado de esta cinta. Batman tiene diálogos realmente imperdibles con las que es imposible no soltar una carcajada. Nuestro héroe tiene artilugios que ni el Inspector Gadget en sus peores días (la Bat Escalera, el repelente para tiburones,, la Bat Lancha o la Bat Cueva, monumentos al horterismo exacerbado). Tampoco hemos de perdernos la forma en la que Robin resuelve los enigmas que Acertijos le envía a Batman, simplemente desternillante.
Y luego nos quejamos de Mr. Frío…

Crítica Casino Royale (1963); Auténtica bazofia clásica

INCLASIFICABLE
Se necesitan ganas de cachondeo para rodar una película de este calibre. Se necesita poca vergüenza y necesidad de reírse de una de las sagas más exitosas de la Historia del Cine. Falta le hacía al omnipresente James Bond que alguien se riera de él. No hubo que esperar mucho ya que Dr. No se estrenó en 1962 y cinco años después, un reparto como pocas veces veremos en el cine, se mofaba del personaje que popularizó Sean Connery y que tantos éxitos le dio a United Artists.
A medida que avanza la película, vamos teniendo la sensación de que los directores de la cinta (cinco nada menos, entre los que contamos a John Huston, Robert Parrish o Val Guest) en vez de reírse de Bond, se están cachondeando de nosotros. Con unos diálogos auténticamente desatrosos y unas interpretaciones realmente dignas de olvido, Casino Royale es uno de los bodrios más tremendos de la Cinematografía de no ser por una razón. Nadie pretendía que fuese una gran película sino una ironía acerca del machismo preponderante y los buenos «quehaceres» del personaje de Connery que posteriormente y resistiendo el paso del tiempo y los efectos de esta película se encargaron de completar George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig. Éste último incurrió en la saga Bond precisamente con una película homónima a la que nos toca en esta crítica.
Con persecuciones dignas de las mejores películas de Steve McQueen combinadas con escenas totalmente surrealistas, Casino Royale es objeto de alguna que otra aclaración. La primera de ellas es que usted no debe ponerse delante de esta proyección si no conoce a fondo la saga, verdadera por supuesto, de James Bond. Es imprescindible saber que Manipenny se corresponde con Mrs. Moneypenny, la eterna novia de Bond y plañidera desconsolada en caso de muerte amén de identificar el proyecto SMERSH con el malvado Telly Savalas en Al Servicio Secreto de Su Majestad. Deberá saber que el James Bond retratado por su protagonista, el gran David Niven, es tartamudo. Ferozmente se intenta ironizar acerca de la idea del hombre perfecto que se propaga desde las películas basadas en los libros de Ian Fleming que, como digo, tanto éxito tuvieron.
En esta cinta resulta que hasta James Bond tiene familia. Y es que su sobrino, Jimmy Bond, interpretado por Woody Allen es uno de los puntos más exquisitos de una película que a medida que pasan los minutos deja más que desear. Aunque segundo tras segundo, Casino Royale se hace más absurda, es imposible siquiera acordarse de que en el mando a distancia existe un botón que pone STOP y que sirve para detener la reproducción. El erotismo exacerbado combinado con chistes de corte machista son la nota dominante de buena parte de la película que cuenta con uno de los repartos más espectaculares de la Historia: David Niven, Peter Sellers, Ursula Andress (vista en la primera de las películas de la saga Bond en una de las escenas más conocidas), Woody Allen, Orson Welles, Deborah Kerr, William Holden, Peter O´Toole, Jean Paul Belmondo o John Huston.
Algo que también resulta sorprendente es que aquí James Bond es sir, es decir, posee un título nobiliario que se le suele otorgar a aquellos británicos que realizan alguna acción que merezca ser reconocida en nombre del Reino Unido. Por tanto, entendemos que este Sir James Bond ya retirado, interpretado por Niven, ha hecho algo digno de mención. Más que el verdadero Bond, más que el ídolo de masas al que todas las mujeres adoran en la saga paralela.
Algún día recuperaremos las películas de Bond, auténticas joyas cinematográficas todas ellas y verdaderos objetos de estudio. No pierda el tiempo y comience con Sean Connery. Termine con Daniel Craig (excepto la última) y después contemple esta película.
Quizá lo único destacable de la película sea la canción con la que, al más puro estilo de las verdaderas películas Bond, se abre la película. Yo, que he crecido con las películas de Bond en VHS y me se cada una de ellas, no puedo más que reirme aunque no a carcajadas de esta parodia que no le hizo ningún daño a una saga que se consolidó con el paso de los años.