Archivo de la categoría: SEFF´12

[Crítica] The Hunt (La caza)

6,2/10

Crítica cedida por José María Lissen (@JmLissen)


Thomas Vinterberg nos tiene acostumbrados a filmes vanguardistas, dramáticos e inquietantes. El director danés retoma a medias los postulados del movimiento Dogma 95 en The Hunt (La caza), película que refleja a la perfección el sufrimiento de un hombre acusado injustamente de pederastia.
Lucas (Mads Mikkelsen) trata de levantar cabeza después de un período muy duro: acaba de divorciarse y no ve a su hijo Marcus (Lasse Fogelstrøm) tanto como quisiera. Trabaja en el parvulario de un pequeño pueblo como profesor, donde todo el mundo le aprecia y respeta. Es un miembro de pleno derecho de la comunidad, participando habitualmente en tradiciones como la caza del venado. Todo cambia de la noche a la mañana por un simple comentario, pronunciado por una inocente niña pequeña, Klara (Annika Wedderkopp), que arruina la vida de Lucas.
Ante un repugnante delito, la ira popular no se hace esperar. Tomado como culpable por un rumor sin confirmar, el personaje de Mikkelsen es apartado de una comunidad entregada al linchamiento del profesor.
Siguiendo en parte la línea de anteriores películas como Celebración, Vinterberg nos muestra de manera cruda y directa un drama sobrecogedor. El espectador se identifica desde el principio con Lucas, víctima de una injusticia. Nadie confía en él, está absolutamente desprotegido. Al situarse la acción en un pueblo pequeño, donde todo el mundo se conoce, el drama es aún mayor.
El cine ya nos ha dado muestras de la ira popular en las pequeñas comunidades. En Terribly Happy, del también danés Henrik Ruben Genz, y en La jauría humana, de Arthur Penn, el pueblo se autorregula. En ambientes rurales, la justicia la imparten los habitantes, deciden quién es inocente o culpable. Aunque en The Hunt se siga la misma línea, la cinta no es nada del otro mundo. Es un drama profundo y bien tratado de un tema sobre el que la sociedad actual está muy sensibilizada. La caza recuerda muchísimo a La calumnia, de William Wyler, donde un rumor difundido por una alumna resentida pone en el ojo del huracán a las protagonistas.
Lo mejor de la película de Vinterberg es la interpretación de Mads Mikkelsen, premiada en el Festival de Cannes. El actor se aleja de sus tradicionales papeles de tipo frío y distante y nos regala un drama de los que ponen los pelos de punta. Su trabajo es tan creíble que inspira compasión y rabia en el espectador. Vinterberg no centra la tragedia solo en Mikkelsen sino que la traslada al hijo de Lucas, un adolescente enfurecido por la persecución que sufre su padre. La pequeña Klara, la supuesta víctima, también está soberbia.
Por lo demás, la película es bastante sencilla. Un drama psicológico que llena de desazón al espectador. El tema podría valer perfectamente para cualquier telefilme de fin de semana, se esperaba mucho más de Thomas Vinterberg. The Hunt prometía ser la gran sensación del Sevilla Festival de Cine Europeo 2012 junto con Amor, de Michael Haneke, pero la danesa no puede compararse con la obra del director alemán. 

[Crítica] Reality

6,5/10
Matteo Garrone regresó a Sevilla durante el pasado SEFF´12 con Reality, una historia en la que asistimos a un cambio de personalidad del protagonista motivado por aquello que siempre hemos llamado “caja tonta”. La televisión tiene el poder de hacer modificar nuestra conducta hasta límites insospechados y eso es lo que le ocurre, precisamente, al protagonista de la nueva cinta del director de Gomorra.
Con la excusa de contarnos la trágica y dramática historia de Luciano, Garrone se adentra en una crítica hacia los instrumentos de control de la personalidad y compara la fuerza de un Gran Hermano, o cualquier vehículo televisivo, con incluso la de la Iglesia oponiéndolos en un final digno pero que no está a la altura del resto del metraje.
Este paranoico final es consecuencia de toda una serie de acciones previas en las que, alejados de la concepción de las películas italianas contemporáneas, encontramos a un hombre que posee un trabajo que le sirve para alimentar a su familia ayudado por pequeñas y cómicas estafas que le proporcionan unos ansiados ingresos extra. Su misma familia es la que le convence para que caiga en la espiral psicológica en la que desembocará sus ansias de participar en un programa de televisión de una mecánica tan absurda como exitosa que ya ha triunfado en el mundo entero.
Luciano parece estar descontento con lo que tiene alrededor y busca lo que ve en televisión. Un ente superior que le haga olvidar lo aparentemente nefasta que es su vida actual. Tiene envidia de aquellos que salen del programa y cobran sólo por acudir a bodas y eventos de toda índole para decir dos frases a gente que ni siquiera conocen. Los conocidos como “bolos” son el único vivir que Luciano ve en su futuro. Matteo Garrone comienza el film con un plano secuencia aéreo envidiable, con un nivel técnico que permanecerá a lo largo del metraje. Un enigmático comienzo, en el que trataremos de ponerle cara a los actores de esta función, le sirve al director como punto de partida para una película muy destacable en la presente Sección Oficial del Sevilla Festival de Cine Europeo.
Su protagonista, Aniello Arena, es un actual convicto que permanece en régimen de cadena perpetua. Su participación en un ajuste de cuentas por parte de la Camorra y el asesinato de dos personas le llevaron a la prisión de Volterra. Garrone quiso contar con este ahora actor, curtido en el teatro, en Gomorra pero las autoridades le denegaron el permiso que sí le concedieron para rodar Reality. Sin duda este es uno de los aspectos más interesantes del background de la película, algo que animará a más de uno a acudir a la sala de cine.
Matteo Garrone utiliza la metáfora del Gran Hermano para preguntarnos cuál es el precio de nuestras ilusiones. ¿Estaríamos dispuestos a dejarlo todo por seguir un supuesto sueño? ¿Son realmente las ilusiones meras fantasías o hay algo detrás de ellas que pueda cambiar nuestra vida? Reality consiguió, con su sencilla premisa, el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes donde consiguió mayor proyección y se hizo con un puesto en el disparadero del cine europeo.

[Crítica] César debe morir

7,5/10
Shakespeare vuelve al teatro. Julio César regresa a la escena. En Rebibbia, una prisión italiana, una serie de reclusos se preparan para dar voz y vida a los personajes que retrató en sus páginas el dramaturgo inglés y cuyos actos pasaron a la Historia de la Literatura universal. César debe morir es una película acerca de la libertad encerrada, de la confrontación de dos sentimientos aparentemente opuestos.
El Sevilla Festival de Cine Europeo nos ha dado la oportunidad de asistir en el Teatro Lope de Vega a la proyección de una de las películas más destacadas del cine italiano del último año. Los hermanos Taviani, quienes ya visitaron el certamen hispalense con El destino de Nunik, se superan en la concepción de su última obra. Recuperando el estilo que legó Shakespeare, este pseudo-documental, o docuficción, inserta la cámara en los ensayos de un grupo de presos que preparan a conciencia su representación del César del inmortal dramaturgo.
Cada uno de ellos llega al casting y debe leer una línea de texto en diferentes estados de ánimo. De ahí saldrá el encargado de representar a Casio, Bruto, César, Antonio o Casca, personajes clave en la representación final de la obra. Pese a carecer de mayor profundidad en el aspecto psicológico de cada uno de los presos, los Taviani se limitan a plasmar la libertad que tiene cada reo a la hora de concebir sus movimientos, sus gestos, su manera de actuar ante el gran público. Y eso, precisamente, es lo que configura la magia de la película.
Con diferentes tipos de fotografía para cada uno de los momentos temporales en los que la cinta transcurre, el espectador va identificando de pleno a cada preso con su papel. Todo se vuelve teatro. Cuando nos queremos dar cuenta, ya no sabemos sí estamos asistiendo a los ensayos o si ya estamos de lleno en la representación definitiva. Los directores resucitan a Shakespeare y redimen a sus actores. Este drama pretende confiar la salvación de los condenados al uso de la cultura. Uno de esos presos llega a pronunciar una de las frases más hermosas escuchadas en este Sevilla Festival de Cine Europeo: “Desde que descubrí el arte, esta celda se ha convertido en una prisión para mí”.
Estas sencillas palabras resumen la sensación de libertad contenida de la que gozan aquellos que cometieron errores, presumiblemente muy graves, en el pasado y buscan una segunda oportunidad para volver a sentirse personas y seres capaces de llevar a cabo algo tan real y virtuoso como es la representación de una de las mayores obras jamás escritas en el teatro. Oso de Oro en Berlín, Selección EFA en nuestro certamen, 5 premios David Di Donatello y 4 nominaciones a los Premios del Cine Europeo. Son las credenciales para disfrutar de una película tan insólita como hermosa, tan veraz como sincera.

[SEFF´12] César debe morir

7,2/10

[SEFF´12] Shakespeare vuelve al teatro. Julio César regresa a la escena. En Rebibbia, una prisión italiana, una serie de reclusos se preparan para dar voz y vida a los personajes que retrató en sus páginas el dramaturgo inglés y cuyos actos pasaron a la Historia de la Literatura universal. César debe morir es una película acerca de la libertad encerrada, de la confrontación de dos sentimientos aparentemente opuestos. El Sevilla Festival de Cine Europeo nos ha dado la oportunidad de asistir en el Teatro Lope de Vega a la proyección de una de las películas más destacadas del cine italiano del último año. Los hermanos Taviani, quienes ya visitaron el certamen hispalense con El destino de Nunik, se superan en la concepción de su última obra. Recuperando el estilo que legó Shakespeare, este pseudo-documental, o docuficción, inserta la cámara en los ensayos de un grupo de presos que preparan a conciencia su representación del César del inmortal dramaturgo.
Cada uno de ellos llega al casting y debe leer una línea de texto en diferentes estados de ánimo. De ahí saldrá el encargado de representar a Casio, Bruto, César, Antonio o Casca, personajes clave en la representación final de la obra. Pese a carecer de mayor profundidad en el aspecto psicológico de cada uno de los presos, los Taviani se limitan a plasmar la libertad que tiene cada reo a la hora de concebir sus movimientos, sus gestos, su manera de actuar ante el gran público. Y eso, precisamente, es lo que configura la magia de la película.
Con diferentes tipos de fotografía para cada uno de los momentos temporales en los que la cinta transcurre, el espectador va identificando de pleno a cada preso con su papel. Todo se vuelve teatro. Cuando nos queremos dar cuenta, ya no sabemos sí estamos asistiendo a los ensayos o si ya estamos de lleno en la representación definitiva. Los directores resucitan a Shakespeare y redimen a sus actores. Este drama pretende confiar la salvación de los condenados al uso de la cultura. Uno de esos presos llega a pronunciar una de las frases más hermosas escuchadas en este Sevilla Festival de Cine Europeo: “Desde que descubrí el arte, esta celda se ha convertido en una prisión para mí”. Estas sencillas palabras resumen la sensación de libertad contenida de la que gozan aquellos que cometieron errores, presumiblemente muy graves, en el pasado y buscan una segunda oportunidad para volver a sentirse personas y seres capaces de llevar a cabo algo tan real y virtuoso como es la representación de una de las mayores obras jamás escritas en el teatro. Oso de Oro en Berlín, Selección EFA en nuestro certamen, 5 premios David Di Donatello y 4 nominaciones a los Premios del Cine Europeo. Son las credenciales para disfrutar de una película tan insólita como hermosa, tan veraz como sincera.